Re-publicando este post de hace un año… me saltan las lagrimillas de lo bonito que fue! Reedito esto, teniendo ya a mi «princessette» entre mis brazos, babándose y regalándome sus sonrisas únicas! Mientras el Nano está disfrutando de unos momentos, reencuentros y encuentros muy bonitos, …que esperemos no queden en eso, en algo pasajero!… ya os contaré … (cuando pueda! jajaja)
Pues como os conté en el post anterior, vamos a ampliar la tropa por aquí. Y a día de hoy (que estamos ¡¡ya!! de 17+2) aún no nos lo creemos.
“El inicio”
De esta vez fue Don Esposín quien se animó. A ver, en realidad ya lo habíamos hablado hacía ya mucho tiempo, ya que el Nano, nada empezar a hablar, lo que pedía era un “hermanito-bebé-niño“. Yo ya me empecé a mentalizar de aquella, porque veía en el Nano una terrible actitud protectora y amorosa con los bebés que se encontraba en el parque. Era ver uno, y allá iba a ayudarle, protegerle y enseñarle. Entre eso y que tampoco quiero que sea hijo único, hice un reseteado de la memoria (que sí, que sí… básicamente borrar la horrible experiencia que tuve de parto) y se lo comenté al Don Esposín. Obviamente, él se negó por la situación en la que nos encontrábamos de aquella… peeeero…. poco antes de mudarnos se decidió.
Veía que el tiempo estaba pasando y que el momento era este. Que, además, se le caía la baba cuando veía un bebé y que echaba de menos esa etapa. Vamos, que es muy, muy sensiblón (algo que, por cierto, yo adoro enormemente de él! )
La verdad, es que nos costó bastante. Yo lo achaqué a la edad. Voy más para los 40 que para los 30, y ya sabemos que el factor edad juega muy mucho en contra. Recuerdo una conversación que tuvimos Don Esposín y yo en la terraza de nuestra nueva casa. Los dos asomados al balcón, mirando al infinito.
-“Mira… creo que no nos vamos a quedar. Yo ya estoy en una edad que ya se complica lo de tener hijos… y me niego a someterme a un tratamiento de fertilidad.”
Recuerdo que Don Esposín me animó y me apoyó. Pero yo notaba que estaba triste.
“…tiramos la toalla y…”
Y fue en ese momento, cuando los dos nos rendimos que ocurrió lo inesperado. Estábamos de aniversario (7 años de casados) y yo me empezaba a sentir rara. Lo achaqué a la comida y al vino, aún que me extrañaba porque el vino era bueno y no era la primera vez que lo tomaba. Pero eso. Así como en los meses anteriores me fijaba en todos los detalles, de esta vez pasé de largo.
La tarde antes del día “Dexter” (cuando me tenía que haber bajado la regla), empecé a sentir una molestia en la parte baja de la espalda (la lumbar). Por la noche aumentó de intensidad y llegó a ser incluso un dolor de tres pares, y me recordó vivamente a los dolores que tuve durante el parto (la de las contracciones). Pero, le quité hierro al asunto, pensando que como había cargado con el Nano en brazos, pues que me dio un tirón como me suele pasar.
Al día siguiente (ya el día “Dexter“), en vez de bajarme el “momento Dexter“, me levanté con el estómago todo revuelto. “Vale, me he pasado con las copas“. Pasa el segundo día, sin aparecer “Dexter“, y seguimos con el estómago revuelto. Aquí ya me mosqueo, ¿algún virus estomacal? Tercer día…. y seguimos igual. Parece que “Dexter” está de huelga y las nauseas me llegan mandar incluso a hacer una visita a “Don Roca” para llamar por “Juan“.
Esto sí que me mosqueó ya muy y que muy mucho. Me meto en cama, a ver si me pongo mejor y me viene el Nano a cuidarme.
-“¿qué te pasa, Mamá?”
-“Nada, cariño! Solo que estoy enfermita!”
-“Ahhhh! Ya verás! Para tu cumpleaños te vas a poner bien! Ya lo verás!”
A esto que me llama Don Esposín preguntando qué tal todo y le cuento.
-“Uyyy! A ver si va ser que al final estás….” – “Acabo de contar los meses que quedan para tu cumple, … y son ¡9 meses! A ver si el Nano tiene razón! jajaja”
Nos reímos. Pero ya con 3 días de retraso, daba que pensar ya. Decidimos que si al cuarto día no había “Dexter“, me hacía la prueba.
“El Cuarto día”
Ese sábado por la mañana salió Don Esposín a por unos croissants y, de paso, a comprar un test de embarazo en una farmacia. Le mandé comprar el Clearblue más que nada por la precisión. A los 10 minutos, timbran a la puerta. Don Esposín al habla diciéndome de que en las dos farmacias cercanas no tenían el Clearblue y esperaba órdenes. Le dije que le dieran el más fiable y allá se fue.
Ya todos en casa, procedí. Con el estómago revuelto voy… pongo la tira absorbente “a remojo“… y en 2 segundos ya apareció el positivo. Súper rápido!
Mientras yo le decía a Don Esposín que era positivo, él, todo nervioso se pone a releer en voz alta el folleto de las instrucciones, la caja, mira el resultado, vuelve a releer en voz alta, compara de nuevo… no se lo creía! Al rato andaba errático por la casa adelante repitiendo entre dientes”es positivo! es positivo!…“. Por la tarde, de camino al supermercado suelta en voz alta todo ilusionado “¡es un positivo! ¿te das cuenta? ¡es un positivo!“. Y a día de hoy está felicísimo! Le habla todos los días a la barriga y tiene muchas ganas de sentir las pataditas (que, ya que estamos: ¡¡acabo de sentir ahora mismo la primera!!). Tenía muchas ganas de que ocurriera, y tras tantos intentos no se lo daba creído hasta hace poco, cuando la barriga me empezó a despuntar a lo bestia. El Nano… muy feliz pidiendo que salga ya el bebé para poderlo tener en brazos.
Y a tod@s vosotr@s que lo estáis intentando: mucho ánimo! Se tardará algún tiempo en dar en la diana. En el momento más inesperado ¡zasca! Ahí está! Así que, nada de obsesionarse y tomarlo con tranquilidad.
Os invito a leer los posts de dos blogueras/instagramers que me requeteencantan. Una de ellas acaba de convertirse en Bimamá. Y luego, mi querida Frau Krika que a puntito está de convertirse en, ni más ni menos ¡¡trimadre!! (desde aquí: Krika for President ya!!). Os vais dar cuenta de que les pasó lo mismo que a mi, y que seguro os pasará a vosotr@s:
El Triembarazo de mi adorada Krika
Besotes enormes a tod@s y a disfrutar del finde pasado por agua!